Conozco todos los lugares donde mora la paloma, Pero el más natural es la mente del hombre

Paul Eluard, 1951

No cabía mejor tema para los artistas amigos de la idea del Puente que el de la Paz, tema picassiano donde los haya, una paz tan anhelada en unos tiempos de antagonismos, conflictos, maltrato y re- chazo al diferente, para esta edición del homenaje anual a Picasso del Ayuntamiento de Buitrago y de la Association Vallaurienne d’Expansion Céramique (A.V.E.C).

Cuando vivía en Vallauris, al final de los años 40, los de la « Alegría de vivir », en los que todos aspi- raban a dejar atrás el trauma de la guerra civil y de la segunda guerra mundial, Picasso se convirtió, al dibujar una paloma elegida como emblema del Congreso mundial de la Paz, en abanderado de la lucha por un mundo en el que se respetaran los derechos del hombre y las libertades. Al poner entonces a su disposición el Ayuntamiento de Vallauris la antigua capilla del castillo del pueblo, la convirtió en un Templo de la Paz que veía como « un lugar dedicado al único culto que debería unir a todos los hombres ».

En el mural de la Paz, esa frágil Arcadia feliz donde caben todos los sueños entre la concordia, la abundancia y la harmonía, vive bajo la amenaza del peligro de la guerra en el muro lateral opuesto pero la clave está en Las Cuatro Partes del Mundo, hombres de todos los colores reunidos en un ideal de fraternidad bajo el escudo de la paloma, en el fondo del ábside.

¿Puede el arte salvar el mundo?

¡Valga la esperanza de que la apuesta por la paloma, una de las caras más lindas de la paz, siga tendiendo puentes, hermanando Vallauris con Buitrago y la Sierra para muchos años más!